Miguel Frigenti (periodista): «Si de mayor tengo que ser Terelu Campos, no pasa nada»
Miguel Frigenti tiene 32 años y es natural de Talavera de la Reina. Periodista e influencer, estudió en la Universidad Complutense de Madrid y comenzó su carrera profesional como redactor y reportero del portal ‘Fórmula TV’, para después ganar popularidad como comentarista habitual de Telecinco y de su reality ‘Gran Hermano’. Se define como una persona bastante impaciente. «Me preocupan muchísimo el tema de la muerte y del futuro», confiesa.
Tiene más de 151 mil seguidores en Instagram. ¿Qué les da?
Mi filosofía en las redes sociales es un poco antipostureo. Siempre subo lo que me apetece. No me gusta tener algo marcado ni pautado, porque me parece artificial. Cuando dejas de ser natural en esto no te funciona, o al menos a mí.
¿Es cierto que hasta los quince años sufrió acoso en el colegio y que ver Gran Hermano le salvó la vida?
Sí. Desde pequeño fui a un colegio de curas y lo pasé muy mal. Era el mariquita gordo y encima llevaba aparato, así que era el blanco fácil de los niños. En 2000 se estrenó GH, yo tenía trece años y sí que me salvó la vida en ese momento. Yo no tenía a nadie en el colegio y era un niño solitario que solo recibía insultos y agresiones físicas. Veía el ’24 horas’ en casa de mis abuelos y alucinaba con esa gente que siendo desconocidos se hacían amigos. Esos concursantes fueron como esos amigos que yo no tenía en el colegio.
¿Le carga Mercedes Milá alguna comisión por los servicios prestados?
Pues hombre, le debería de pagar una buena indemnización, porque si no llega a ser por ella lo hubiera pasado muy mal. Pero no, de momento no me ha pasado ninguna factura.
Columnista en revistas del corazón, colaborador en televisión e influencer. ¿Tiene una flor en el culo o es que es usted la hostia?
A veces he pensado en eso. Cuando hablo con amigos míos de la facultad veo que algunos siguen de becarios con treinta años, otros han tenido que estudiar otra cosa y algunos están trabajando en sitios que no tienen nada que ver con aquello para lo que se prepararon. Al final me siento superafortunado. Aparte del tema de la suerte, con lo de los realities me lo he currado siempre muchísimo y tengo la suerte de que he podido convertir mi gran afición, que es la telerrealidad, en un trabajo. El ser un niño solitario me llevó a explorar Internet y a escribir en revistas y foros desde muy joven.
Aparenta ser un chico prepotente. ¿Es todo fachada?
Sufrir bullying de pequeño te hace tener una coraza. Aunque en tele parece que eres muy espabilado o tienes mucho carácter, en la vida real, a la hora de relacionarme con las personas, soy muy tímido y hasta que no confío plenamente en la gente no me suelto. A veces esa timidez me juega malas pasadas y doy la apariencia de prepotente, aunque prometo que soy un trocito de pan. Cuando me conoces me coges cariño rápido.
«Mi talón de Aquiles es que soy un libro abierto». ¿Qué otras virtudes atesora?
Hablando con una amiga, me preguntó qué pondría si tuviera que escribir hoy día mi propio epitafio. Le dije que pondría que siempre he sido yo y que nunca me he ocultado (a pesar de las circunstancias). Cuando me pegaban en el colegio, yo aparecía allí al día siguiente con plataformas y me reivindicaba. Una vez que había gimnasia me fui al colegio con un tanga de leopardo puesto para llamar la atención de los curas y de mis compañeros. A mí me llamaban maricón, pues al día siguiente aparecía en el colegio siendo más maricón que el día anterior. Y eso, en un colegio de curas y con doce años, no es nada fácil pero yo lo he hecho.
¿Le pone el conflicto?
Sí. Mi infancia y mi adolescencia han sido sinónimo de conflicto, así que ya aprendí a moverme a base de hostias. Me gusta el conflicto moderado y controlado, pero cuando se me va de las manos no.
¿Le tiene manía a Las Campos porque ellas tuvieron su propio reality y usted no?
Qué va. Yo creo que todo el mundo le ha tenido un poco de manía a Las Campos porque representan, o al menos representaban en su día, el «ellas están en la tele porque su madre trabaja en la tele». Es normal, cuando tú ves que a ti te cuesta ascender y tu compañero, porque es el hijo del dueño de la empresa, te pasa por delante aunque tenga menos valía que tú. Pero yo te prometo que no tengo nada personal contra ellas; de hecho, me hacen mucha gracia. Me parecen horteras, en el buen sentido, pero me río mucho con ellas. Son muy personajes.
¿De mayor querría ser Terelu?
Yo creo que he sido Terelu [Campos] en algunos momentos de mi vida [ríe]. Me he sentido gordo muchas veces y ella lo hace con mucha gracia cuando aparece en esos planos comiéndose una porra en el reality. También he sido muy hortera, y llevé mechas rubias al colegio con trece o catorce años. Si de mayor tengo que ser Terelu, no pasa nada.
Cuenta que le cuesta mucho enamorarse. ¿No encuentra a nadie a su altura?
Ahora tengo novio y me costó mucho encontrarlo, porque me cuesta muchísimo enamorarme. Mi novio, que es mi cuarta pareja seria, es la segunda persona del mundo de la que me he enamorado. Le vi dos veces y fue un flechazo. Yo no soy de los que piensa que hay que conocer a la persona para enamorarse. Creo que el amor es magia y que tiene que existir esa química.
¿Lo suyo con Belén Esteban también fue un flechazo?
Sí. Cuando empecé en televisión, yo no conocía a nadie y Belén se acercó a mí y empezó a hablarme de su vida sin conocerme de nada. Recuerdo un año que estuve parado, sin trabajo, y ella me llamaba y me ofrecía ayuda de forma desinteresada. Fue la única persona de la tele que me llamó durante un año, día sí y día no. En esas situaciones es donde se demuestra quién es un amigo y quién no, y a mí Belén me lo ha demostrado.
¿Da para más de una columna el jaleo que se trae la tal Adara con sus ex?
Yo creo que sí. Adara ha demostrado en los realities que es un personaje incansable, a pesar de que es muy básica para muchas cosas y que su lenguaje a veces no sale del «es un sinvergüenza», «madre mía» y «qué fuerte». La tía tiene mucho poder para generar conflictos y de la mayoría sale vencedora. Pero Adara se mueve mejor dentro de un reality que en el plató, algo que le pasa a muchos concursantes.
¿Jorge Javier Vázquez o Sonsoles Ónega?
Son papá y mamá, así que me pones en el compromiso. Yo siento debilidad por Jorge Javier, pero porque llevo trabajando con él muchos años. Si me tengo que ir de fiesta con alguien o confesarle un secreto me voy con papá Jorge, y si me meto en un lío me voy con mamá Sonsoles para que me saque del apuro.
¿Qué se ve haciendo de aquí a diez años?
Mi sueño sería seguir trabajando en televisión, porque me encanta. El sueño de mi vida, como el de casi cualquiera que estudie Periodismo, es tener mi propio programa, pero tengo muchísimo que aprender.