El presidente de Zambia indulta a dos hombres condenados a quince años de cárcel por mantener relaciones homosexuales
El presidente de Zambia, Edgar Lungu, ha ordenado el indulto de cerca de 3.000 internos en un intento de aliviar la situación de las cárceles del país durante la pandemia del coronavirus. Entre ellos se encuentran Japhet Chataba y Stephen Sambo, dos hombres que se encuentran en prisión desde agosto de 2018 cumpliendo una condena de quince años por mantener relaciones homosexuales. La sentencia generó en su momento una oleada de indignación y la condena del embajador estadounidense.
Los supuestos hechos que llevaron a la cárcel a Japhet Chataba y Stephen Sambo se produjeron el 25 de agosto de 2017. Los dos hombres fueron detenidos después de que la empleada de un hotel denunciara que los había visto mantener relaciones sexuales. Durante el juicio, que tuvo lugar en agosto de 2018, cinco testigos afirmaron que habían presenciado los actos que se les imputaban a los acusados, que se declararon no culpables. Chataba y Sambo se sometieron, además, a la tortura de los exámenes anales, una práctica tan humillante como inútil para la finalidad que pretende.
A pesar de que los resultados del infame procedimiento fueron «inconsistentes con las acusaciones», el juez Ackson Mumba consideró que las declaraciones de los testigos y el hecho de que los acusados se negaran a declarar constituían una prueba suficiente para decretar su culpabilidad. El pasado mes de diciembre, un tribunal de apelaciones confirmaba la sentencia de quince años de prisión por el delito de «conocimiento carnal contra natura».
Cinco meses después de ese jarro de agua fría, Chataba y Sambo se han beneficiado de un indulto presidencial a 2.984 presos, un 14 % de la población reclusa de Zambia. Edgar Lungu ha anunciado el perdón con motivo del Día de la Libertad Africana, que se celebró el pasado lunes. El ministro del Interior asegura que la medida pretende descongestionar las cárceles del país ante la actual situación de emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus.
El indulto pone fin a una condena que provocó indignación en la comunidad internacional. Cuando se hizo público el fallo, el embajador estadounidense en Zambia declaró sentirse «horrorizado». Daniel Foote calificó los hechos de crimen sin víctimas, al que contrapuso la impunidad de la corrupción en la administración zambiana. Unas declaraciones que escocieron al Gobierno del país africano, que envió una nota de protesta a la Casa Blanca. El presidente Edgar Lungu pidió una rectificación a su homólogo Donald Trump y aprovechó para lanzar una diatriba homófoba. «Decimos no a la homosexualidad. Si la permitimos, dejaríamos de ser civilizados», declaró. «Ni siquiera los animales la practican, ¿por qué nos tienen que forzar a ello?», añadió, sumando a su discurso de odio su profunda ignorancia sobre el tema.
El departamento de Estado norteamericano rehusó contestar si había recibido el requerimiento de Lungu. El mandatario reconoció que la economía del país depende en parte de la asistencia al desarrollo que envían países como Estados Unidos, pero se reafirmó en su defensa de la legislación homófoba. «Si quieren que la ayuda esté ligada a la homosexualidad, me temo que Occidente nos puede dejar en paz en nuestra pobreza», afirmaba entonces el presidente zambiano.
Zambia: LGTBIfobia social y de Estado
Zambia heredó la legislación homófoba de la época colonial británica tras su independencia en 1964. Tanto las relaciones homosexuales masculinas como las femeninas son ilegales, con prolongadas penas de cárcel. Se trata, de hecho, de uno de los países africanos en los que la homofobia social es más fuerte: hasta el 98% de la población considera la homosexualidad moralmente inaceptable, según datos de 2010. La fuerte influencia evangélica no sería ajena a este clima de odio homófobo. Ya en 2010 recogíamos cómo múltiples instituciones del país (incluidos dos de los principales partidos políticos y diferentes líderes cristianos) se posicionaban con fuerza en contra de la homosexualidad como reacción al anuncio por parte del Gobierno sueco de que apoyaría a colectivos pro derechos humanos de Zambia, incluidos grupos LGTB.
Buen ejemplo del desprecio con que se tratan los derechos LGTB en Zambia fueron las declaraciones del actual presidente del país Edgar Lungu a principios de 2013, cuando era ministro del Interior. «Los defensores de los derechos de los homosexuales deben ir al infierno. No es un problema que vayamos a tolerar. No habrá discusión alguna sobre los derechos de los homosexuales. Ese asunto es ajeno a este país», afirmaba entonces.
La persecución ha proseguido y la LGTBfobia social, si cabe, ha aumentado. En 2014, dos hombres eran absueltos por falta de pruebas tras más de un año en prisión preventiva. Pero en noviembre de 2015, una mujer transexual fue condenada a la cárcel por «sodomía» después de que, según el testimonio de la acusada, un taxista la forzara a mantener relaciones sexuales.