El Tribunal Supremo de Brasil pone fin a la discriminación de los varones gais y bisexuales a la hora de donar sangre
El Supremo Tribunal Federal de Brasil ha declarado inconstitucional la norma que prohibía a varones gais y bisexuales donar sangre a menos que hubiesen guardado un periodo de abstinencia de un año. Siete de los once jueces del alto tribunal brasileño votaron a favor de poner fin a una discriminación que hunde sus raíces en los peores tiempos de la pandemia del sida, y que pese a su anacronismo aún mantienen, en grado diverso, numerosos países. La decisión supone también un triunfo de la igualdad en unos momentos especialmente duros, marcados por la presidencia de Jair Bolsonaro, enemigo declarado del avance de los derechos de las personas LGTBI.
Tras varios años de discusiones, el Supremo brasileño otorga finalmente la razón a la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el Partido Socialista brasileño contra una serie de disposiciones (Ordenanza 158/2016 del Ministerio de Salud y Resolución RDC 34/2014 de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria) que prohibían la donación de sangre a los hombres que hubieran mantenido relaciones sexuales con otros hombres durante el año precedente. La opinión favorable del relator de la sentencia, Edson Fachin, se remonta, de hecho, a octubre de 2017, pero no ha sido hasta ahora cuando ha conseguido la mayoría del plenario.
Curiosamente, la decisión del Supremo brasileño se produce justo cuando varios países están relajando las restricciones (o así se lo plantean) a varones gais y bisexuales para donar sangre, un movimiento inequívocamente relacionado con la escasez de donaciones motivada por la pandemia del coronavirus. Es el caso de Estados Unidos, donde la FDA ha establecido que el periodo de abstinencia se reduzca a tres meses, o de Alemania, donde trece grandes empresas han promovido una carta abierta en la que se reclama al gobierno de Merkel que tambié modifique las condiciones. Es en momentos como este cuando se aprecia muy especialmente cómo los hombres gais y bisexuales han sido injustamente discriminados por numerosos sistemas sanitarios a la hora de ser donantes de sangre. Un anacronismo sin sentido, al poner el foco sobre la orientación sexual y no sobre las prácticas de riesgo.
La decisión del Supremo Tribunal Federal de Brasil ha sido saludada, en cualquier caso, como una importante victoria para los derechos LGTBI en un país marcado por la presidencia de Jair Bolsonaro, un político que precisamente destaca por su hostilidad a la diversidad sexual y de género. Por fortuna, parece que algunas decisiones judiciales recientes están actuando como barrera a la LGTBIfobia de Bolsonaro. Hace varios meses una jueza federal dictaminaba, por ejemplo, que el veto impuesto por su gobierno a la financiación de un proyecto audiovisual por incluir contenido LGTBI era contrario a los principios de libertad de expresión e igualdad de trato. Y hace algo menos de un año el mismo Supremo Tribunal que ahora ha terminado con la discriminación a la hora de donar sangre fallaba a favor de la protección legal de la población LGTBI frente a la violencia y la discriminación por ocho votos a favor y tres en contra, una decisión que Bolsonaro calificó como «completamente equivocada».