Jorge Calvo (actor): «Me veo cantando con Cifuentes y Carmena ‘Me encanta’ de las Nancys Rubias»
Jorge Calvo es vallisoletano, tiene 51 años y lleva varias décadas trabajando como actor de cine, teatro y televisión. Además, en 2009 puso en marcha en un restaurante madrileño una propuesta artística a medio camino entre el teatro, la revista, el cabaré y la fiesta pura y dura llamada ‘Qué maravilla’. Comenta que, después del confinamiento —«estoy acostumbrado a pasar muchas horas en casa e ir poco a bares, aunque echo de menos el abrazar a las personas que quiero», apunta—, retomará su trabajo en la obra de teatro ‘Las criadas’ y terminará de rodar la película ‘El Cover’, el debut de Secun de la Rosa como director de largometrajes.
Leo veo muy enganchado a Instagram. ¿No tiene horno en casa para preparar bizcochos?
Horno tengo, pero no quiero aprender a hacer bizcochos porque si no engordaría aún más (y no me viene bien).
¿Tampoco le viene bien repasar el catálogo de Netflix, por ejemplo?
No me viene mal. Si tuviera que recomendar algo de Netflix sería Trump: An American Dream, una docuserie en la que se puede ver el ascenso de Trump y lo que ha supuesto para el mundo desde su escalada, cuando creó los hoteles de Nueva York. Creo que nos invita a la reflexión de la monstruosidad que él ha creado y que todos hemos ido cerca creando inconscientemente.
¿Qué se le hizo más largo, el confinamiento o los 114 episodios que rodó de Manos a la obra?
El confinamiento lo llevo bastante bien porque soy muy casero. Manos a la obra se hizo mucho más largo, porque fueron tres años y tres años con un horario laboral de entre doce y catorce horas diarias de lunes a viernes, descansando solamente el verano y estudiando todos los días lo del día siguiente.
¿A su yorkshire le pone la serie?
A mi yorkshire, a veces, le pongo películas donde haya perritos, porque los escucha ladrar y se cree que están alrededor de él. Yo me meo de risa.
¿Mantenía los niveles de glucosa a raya en sus tiempos de Diabética Acelerada?
Era un poco difícil, porque era todo bastante crazy y familiar. Y todo lo crazy y familiar hace que el azúcar se dispare en cualquier momento.
¿Necesitó anestesia epidural para parir las fiestas Qué Maravilla?
Qué va. Fue un parto natural, sin cesárea ni dolor. Tuve unos hijos y unas hijas preciosos y sigo estando muy orgulloso de ellos. Ahora ya están en la adolescencia, porque hace casi doce años [de su nacimiento], y están en una edad difícil, pero son controlables.
En una de esas juergas logró poner a Concha Cuetos a cantar Starman con usted. ¿Quién afinaba más?
Concha Cuetos es una trupera de alta categoría, y a ella un mundo gay le fascina. Fue llamarla para hacer la canción y al momento dijo ‘Sí’, no lo dudó. Fue muy generosa y afinó divinamente.
¿A Esperanza Aguirre nunca la invitó a hacer un cameo?
Ni la invité ni la invitaría. No la entiendo. Invitaría a Cifuentes y Carmena, si vinieran juntas.
¿Y a ellas las ve más haciendo un espectáculo de variedades o recitando un monólogo?
Me veo cantando con ellas Me encanta, de las Nancys Rubias, que creo que a las dos les pega mucho. Las veo haciéndome los coros, para no exigirles mucho trabajo.
¿Dónde se sacó el carné de cabaretera y chica de revista?
Yo creo que me lo saqué siendo muy pequeñito, cuando tenía unos ocho años e imitaba a Raffaella Carrá en las nochebuenas familiares en el pueblo.
Escuché que sus padres eran talentazos de la hostelería. ¿En qué es usted un fuera de serie?
Mis padres eran unos talentazos de la hostelería, y de la vida en general, porque eran dos personas de pueblo que se trasladaron a la capital (Valladolid) y que con muy poca cultura y mucho talento sacaron adelante un negocio de una forma muy brillante. Yo creo que todos somos unos fuera de serie en lo que hacemos porque somos únicos.
¿Qué tal se le da eso de amar en tiempos revueltos?
Se me dio muy bien, pero ahora me gustaría más entrar en la continuación, que es ‘amar es para siempre’.
Ha llenado durante dos meses un teatro parisino sin saber francés. ¿Para todo en general es un jeta?
[Risas]. No, eso no es ser un jeta. Eso es ser muy atrevido y valiente. Lo volvería a hacer mañana mismo.