El presidente polaco recurre a la homofobia para agitar una campaña electoral en la que se juega su reelección
Pese a que los sondeos lo colocan como favorito, al menos para la primera ronda, Andrzej Duda no duda en estampar su firma en un documento abiertamente homófobo y calificar los derechos LGTB como «ideología extranjera» para satisfacer al electorado ultracatólico y asegurarse su respaldo.
La deriva autoritaria y de carácter nacional-católico polaca vuelve a incluir la homofobia de Estado en su agenda de la mano del presidente del país, Andrzej Duda, inmerso ya en la campaña de las elecciones presidenciales previstas para el próximo 28 de junio (deberían haberse celebrado en mayo, pero fueron retrasadas debido a la crisis del coronavirus). Duda aspira a la reelección y aparece como el claro favorito de las encuestas, al menos en la primera ronda, pero ello no le ha llevado precisamente a moderarse. Antes al contrario, el candidato del PiS (Ley y Justicia, el partido ultraconservador que gobierna Polonia) no ha dudado en firmar un documento abiertamente homófobo titulado «declaración de valores familiares». Este texto, que supuestamente tiene como objetivo «proteger a los niños de la ideología LGTB» defiende la prohibición de informar positivamente desde las instituciones públicas sobre la realidad LGTB. Duda aprovecha además para ligar el nacionalismo polaco con la LGTBfobia al asegurar que «esta es una ideología extranjera, que no vamos a permitir que se introduzca en nuestro país».
Andrzej Duda es el claro favorito de los sondeos, al menos en la primera ronda. Sin embargo, está por ver qué pasaría en una segunda ronda, a la que se irá si ningún candidato consigue superar el 50% de los votos emitidos, para la que los pronósticos aparecen más ajustados. Especialmente si el otro candidato que pase a la segunda ronda (muy probablemente el alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski) consigue aglutinar el voto opositor. En este sentido, Duda buscaría mantener movilizado al electorado más ultraconservador tras el malestar provocado por las medidas de confinamiento y distanciamiento social aplicadas para contener el coronavirus. Un malestar que podría traducirse en un mayor apoyo a Trzaskowski, miembro de la Plataforma Cívica, de centro-derecha, algo que pondría contra las cuerdas al PiS. En este sentido, hay que recordar que el alcalde de Varsovia se ha significado por su apoyo a la comunidad LGTB, y su victoria abriría las puertas a un cambio de paradigma en esta materia. No es extrañar que el primer ministro polaco, el también miembro del PiS Mateusz Morawiecki, se haya sumado a la campaña de odio al calificar a los miembros de la comunidad LGTB como «experimentos ideológicos», o que el propio Duda se haya referido en un mitin a los derechos LGTB como una ideología «más destructiva que el comunismo».
Polonia es el farolillo rojo de la Unión Europea en la clasificación de países respetuosos con los derechos LGTB elaborada cada año por ILGA Europa. En abril, por ejemplo, su Parlamento votó a favor de criminalizar la educación sexual. Un modelo envidiado por la ultraderecha española, que comparte buena parte del ideario del PiS, además de pertenecer al mismo grupo en el Parlamento Europeo, el de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR).