El número de personas trans asesinadas este año en Estados Unidos (la mayoría mujeres) iguala ya al de todo 2019
Han bastado poco más de siete meses para que el número de personas trans asesinadas en Estados Unidos supere el de todo 2019. Al menos 28, 23 de ellas mujeres (en 2019 fueron asesinadas 26 personas trans), según el recuento de la organización National Center for Transgender Equality. La entidad denuncia además que la violencia tránsfoba se ceba, muy en particular, con las mujeres negras y latinas.
Estados Unidos no es, por desgracia, el país con mayor número de personas trans asesinadas. Según los datos de Transgender Europe, tanto en 2018 como en 2019 Brasil y México superaron a su vecino del norte en esta macabra estadística, y es previsible que así siga siendo en 2020. Pero el hecho de que en la primera potencia mundial las cifras sigan siendo tan desgarradoras, de que la tendencia siga en aumento y de que ocurra, además, en el contexto de una feroz transfobia impulsada por organizaciones de diverso signo convierte en dato en especialmente inquietante: 28 personas trans asesinadas (23 mujeres, 4 hombres y una persona no binaria).
«Las personas trans, y especialmente las mujeres negras y latinas, son marginadas, estigmatizadas y criminalizadas en nuestro país. Sufren violencia a diario y temen acudir a la policía en busca de ayuda», ha denunciado Rodrigo Heng-Lehtinen, vicedirector ejecutivo del National Center for Transgender Equality, que ha señalado además la responsabilidad de la fuerzas policiales a la hora de no proteger adecuadamente a las personas trans y les ha exigido cambios profundos. «Pero las reformas deben ir más allá si se quiere terminar con el racismo sistémico y la transfobia que empujan a tantas personas trans de color a situaciones vulnerables, sin vivienda estable, sin trabajos seguros y sin hogares en los que se sientan queridas. Nadie debería ser obligado a vivir con miedo», ha añadido, destacando la necesidad de abordar la discriminación tránsfoba de una manera integral, atendiendo no solo a los aspectos de seguridad policial, sino al derecho a una vivienda o a un trabajo digno que permita a las personas trans salir de la marginalidad.
En este sentido no esta de más recordar, una vez más, que la violencia contra las personas trans y género-diversas se entrelaza con frecuencia con la ejercida en función de otros ejes de opresión, como el racismo, el machismo (el grueso de las víctimas del odio tránsfobo son mujeres, en Estados Unidos y en el resto de países del mundo), la xenofobia o el desprecio hacia las trabajadoras del sexo. Según denunció Transgender Europe a finales de 2018, aunque en dos tercios de las víctimas identificadas entre 2008 y 2018 se desconocía su actividad profesional, del resto la mayoría (646) eran trabajadoras sexuales. Y si nos atenemos por ejemplo a los datos de Francia, Italia, España y Portugal, países tradicionalmente receptores de personas LGTB de África y América Latina, el 65% de las víctimas trans asesinadas durante ese periodo eran migrantes.