Los primeros gais de la literatura francesa: críticas de «Geri», de L. Beysson, y «Dédé», de A. Essebac
Francia es una de las mecas de la cultura LGTB. Pero no siempre lo fue, claro. A finales del siglo XIX, escribir sobre esta identidad prohibida era un riesgo que pocos aceptaban correr, vivieran donde vivieran. Hoy hablo de dos novelas pioneras con jóvenes protagonistas homosexuales: Geri y Dédé.
Publicado en 1876, Geri es el primer relato francés en el que se describe una relación homosexual, además de una obra precursora en la ficción contemporánea universal, ya que inicia todo un género en su país de origen: el de las «amistades particulares», el cual, por cierto, da nombre a la estupenda editorial que nos ha traído, más de un siglo después, los dos títulos que nos ocupan: Amistades Particulares. Con honestidad y decisión, Louis Beysson (1856-1912), de Lyon, nos cuenta la historia de amor entre dos muchachos de un internado de Suiza del siglo XIX a través de la voz de Victor, quien, enamorado de su compañero Geri, habla desde el corazón, con desgarro y romanticismo, logrando probablemente que, con independencia de su época, el lector empatice con su remolino emocional. Y es que todos hemos vivido algo así de un modo u otro, si bien, por suerte, no siempre con ese nivel de tragedia. La narración, nada artificiosa, se antoja quizá demasiado sencilla y evidente, pero, dado el contexto, solo queda celebrar tamaña valentía.
La peculiar historia de pasión adolescente que se cuenta en Dédé ha sido, desde su publicación en 1901, un referente imprescindible para la sensibilidad homosexual, siendo mencionada con frecuencia en el canon literario. Y es que en esta novela de culto se vio reflejada toda una generación, que dio así con un rayo de esperanza en tiempos oscuros. El hermoso estilo del parisino Achille Essebac (1868-1936) es propio del refinamiento de la Belle Époque y se antoja arduo par el lector contemporáneo pero también muy enriquecedor. Gracias a hilvanar momentos de tensión emocional, descripciones de escenarios exóticos y elegantes liturgias, esta genuina mirada al amor imposible fue un éxito en su día. Y, aunque su impacto actual no es el mismo, su atmósfera perturbadora, su calidad literaria y su espíritu activista permanecen y siempre lo harán.
Geri y Déde se enmarcan en el subgénero de las «amistades particulares», pero la sencillez de la primera se opone a la complejidad de la segunda. Ambas se antojan, leídas desde el siglo XXI, algo añejas en fondo y forma, pero también fascinantes y evocadoras.