Prosigue la barbarie homófoba en la provincia indonesia de Aceh: dos hombres reciben 77 latigazos por mantener relaciones homosexuales
Las autoridades de la provincia indonesia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra, han vuelto a exhibir su brutal homofobia. Dos hombres, de 27 y 28 años, han recibido cada uno 77 latigazos con una vara de ratán por mantener relaciones homosexuales. La tortura legal, sancionada por la sharía que rige en la región, se aplica desde 2014. A pesar de que el gobernador de Aceh dictó en su momento una ordenanza por la que estos castigos debían ejecutarse a puerta cerrada, la flagelación tuvo lugar en público y fue grabada con cámaras y teléfonos móviles. Otras dos personas fueron también sometidas a la pena, acusadas de adulterio y de consumo de alcohol.
Tras ser delatados por otros huéspedes, la policía detuvo a los dos hombres en una pensión de Banda Aceh, la capital de la provincia indonesia, en noviembre de 2020. La acusación de mantener relaciones homosexuales les acarreó una condena a 77 latigazos, que se ejecutó el pasado jueves. El castigo lo efectuaron en público tres verdugos que se turnaron para asestar los golpes. En varios momentos, decidieron pausar la tortura ante las expresiones de dolor de los condenados. Tras cerciorarse un médico de que estos estaban en condiciones, prosiguió el suplicio.
En el mismo acto, otras dos personas fueron sometidas a 40 y 17 latigazos por consumo de alcohol y adulterio, respectivamente. El representante de Human Rights Watch Andreas Harsono condenó la brutal pena e instó al Gobierno indonesio a revisar «la práctica de la tortura en Aceh». El castigo ha sido semejante al que recibieron en 2018 dos hombres acusados de prácticas homosexuales y un año antes dos jóvenes varones, por el mismo motivo.
En aquella ocasión se sucedieron las condenas internacionales. Debido a ello, el presidente indonesio, Joko Wivodo, presionó al entonces gobernador de Aceh, Irwandi Yusuf, quien finalmente emitió una orden en la que se establecía que los castigos físicos debían ejecutarse en el interior de las prisiones y se prohibía la grabación o difusión de imágenes de los mismos. Sin embargo, hubo una gran oposición por parte de los sectores religiosos, que consideraron que si los castigos no eran públicos perderían su carácter de «ejemplarizantes», idea que, al parecer, ha terminado prevaleciendo.
En la provincia de Aceh, recordemos, rige la sharía desde 2005. Fue una concesión de Indonesia a los separatistas en el marco del acuerdo de paz que tuvo lugar poco después del tsunami que asoló la región. Aunque no fue hasta septiembre de 2014 cuando finalmente se aprobó la ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de flagelación (que entró en vigor en octubre de 2015).