Sacerdotes católicos de Alemania desafían abiertamente al Vaticano y celebran un centenar de actos de bendición de parejas del mismo sexo
En un centenar de actos religiosos celebrados por todo el país, un sector de la jerarquía católica alemana ha mostrado de forma más visible que nunca su oposición a la posición oficial del Vaticano, contraria a cualquier tipo de acto que suponga un reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo.
Entre el domingo 9 de mayo y el lunes 10, más de 100 actos religiosos se han celebrado en iglesias católicas de toda Alemania para bendecir uniones entre personas del mismo sexo. Sacerdotes de muy distintos puntos de la geografía germana se han unido en un acto de abierta rebeldía frente a la posición oficial del Vaticano, que el pasado mes de marzo se reafirmaba, a través de un documento hecho público por la Congregación para la Doctrina de la Fe, contra la posibilidad de bendecir a las uniones entre personas del mismo sexo. Un texto que inicialmente parecía mostrarse comprensivo, al afirmar que «no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial», pero que acababa por asegurar, en uno de sus párrafos finales, que Dios «no bendice ni puede bendecir el pecado».
La reacción del sector más progresista de la Iglesia católica alemana ante este nuevo posicionamiento del Vaticano no se hizo esperar. Más de 2.600 clérigos respaldaron un documento promovido por los teólogos Burkhard Hose y Bernd Mönkebüsche contra la prohibición de estas bendiciones. A ellos se les sumó un grupo de mujeres católicas denominado ‘María 2.0’. El movimiento, celebrado en redes sociales con el hashtag #liebegewinnt (equivalente alemán al ya famoso #LoveWins) ha desembocado finalmente en una serie de actos de bendición de uniones expresamente abierto a parejas del mismo sexo y a parejas que hayan naciodo tras divorciarse de parejas anteriores. Bendiciones que carecen de efecto legal, pero cuyo valor simbólico es incuestionable.
Un movimiento, por otra parte, que no nace de la nada. Con anterioridad hemos recogido en esta misma página gestos inclusivos de un sector de la Iglesia católica alemana hacia las uniones entre personas del mismo sexo. En 2018, por ejemplo, nos hicimos eco de la polémica que generaron unas palabras del entonces presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el cardenal Reinhard Marx, cercano al papa Francisco, que fueron interpretadas como favorables a esta posibilidad, y que fueron seguidas de una ambigua aclaración que no despejaba las dudas. De hecho, el actual presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el obispo Georg Bätzing, aunque ha desaprobado la inciativa de celebrar esta bendiciones masivas por no considerarla «útil» par avanzar, ha criticado abiertamente el posicionamento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al considerar que es necesario que la Iglesia se replantee su respuesta a las uniones homosexuales.
Oposición frontal de los reaccionarios
Ante este gesto valiente de parte de un sector del cleron alemán, otros miembros de la comunidad católica de ese país han mostrado su profunda oposición que se ha materializado en correos amenazantes, convocatorias de rezos del rosario en señal de desagravio, manifestaciones, carteles contrarios a estas bendiciones, retirada de carteles que invitaban al evento, etc. El recurso más extendido es un documento que está siendo reenviado a través de correo electrónico en el que se pide rellenar el nombre del sacerdote que ha realizado estas bendiciones y la parroquia a la que pertenece y denunciarlo al obispo local o al Vaticano. Un método que se inspira en las listas negras y cazas de brujas. A su vez, mujeres pertenecientes al sector más conservador de la Iglesia han organizado un contramovimiento denominado ‘María 1.0’.