Teatro gay para leer: críticas de «La herencia», de Matthew López, y «Amor puro», de Luisgé Martín
El teatro no está hecho para leerse, sino para verse. Pero las buenas obras de teatro, las que están escritas desde el corazón, también se disfrutan sobre el papel. Este es el caso de los dos títulos a los que me dedico hoy, ambos bellamente editados por Dos Bigotes.
Ambientada en Nueva York tres décadas después de la irrupción de la epidemia del sida y poco antes de las elecciones de 2016 que darían la victoria a Trump, La herencia nos presenta un mosaico de relaciones y conexiones entre hombres gais de diferentes edades y clases sociales. El joven Matthew López adapta muy pero que muy libremente la novela Regreso a Howards End de E. M. Forster y reflexiona sobre cuáles deben ser las responsabilidades de una generación con la siguiente. Dirigida por Stephen Daldry (a quien debemos la extraordinaria película LGTB Las horas, 2002), la primera versión teatral se estrenó en el Young Vic Theatre de Londres en 2018, donde fue calificada por The Daily Telegraph como «la obra estadounidense más importante del siglo». Al no haberla visto representada, no puedo ir tan lejos, pero el texto, estupendamente trasladado al español por Joan Daròs, es genuino, chispeante, conmovedor… y tan acogedor como promete su portada.
¿El sexo cura del amor? Eso es lo que se pregunta uno de los dos protagonistas de Amor puro, que vive secretamente enamorado de su mejor amigo desde hace años y busca un método radical para terminar con tan insana obsesión. En su primera obra de teatro, el gran Luisgé Martín conjuga drama y comedia para explorar el lado más turbio del amor y la sexualidad. Entretenido y reflexivo, el texto merece ser llevado al escenario (y, antes o después, lo hará), pero, si algo engrandece esta publicación, es el epílogo, donde el experimentado autor remueve sus propios recuerdos para explorar, con mucha ironía, escasa corrección política y un toque de dolor, los clichés sexuales que, como miembros de una sociedad prefabricada, nos persiguen inevitablemente a todos.
La herencia y Amor puro conjugan humor y dolor, algo muy propio de la cultura gay, y, aun cuando su lugar es el teatro, son harto disfrutables sobre el papel, con lo que os invito con entusiasmo a acercaros a ellos.