Niño de Elche (artista): «Descubrí que cagando es donde más conciencia del diafragma se tiene»

Francisco Contreras, ‘Niño de Elche’, es alicantino, tiene 36 años y ni un solo pelo en la lengua. Creció rodeado de música, cursó estudios de flamenco en la Fundación Cristina Heeren, y ya lleva unos cuantos años ganándose la vida como artista. En 2017 se instaló en Madrid y, a finales del pasado año, publicó ‘La distancia entre el barro y la electrónica. Siete diferencias valdelomarianas’, un disco de estudio que explora la figura del inventor y cineasta Val del Omar.

Hace poco grabó un nuevo tema con C. Tangana. ¿Quién diría que es más malote, usted o él?

Antón es un ser que tiene más estudios académicos que yo, ha tenido pareja cuando yo nunca o, por ejemplo, vive cerca de sus padres, y yo no. Es evidente que yo soy más malo que él.

En su libro In Memoriam se define como exflamenco. ¿Dónde hizo su terapia de rehabilitación?

En raves donde bailaba hasta largas horas de la madrugada bajo los efectos del LSD.

¿De pequeño también canturreaba ya sentado en un váter?

Si, porque descubrí a muy temprana edad que cagando es donde más conciencia del diafragma se tiene.

¿Es cierto que publicó su primer disco porque estaba ya hasta la coronilla del mundo de los concursos?

Lo publiqué realmente porque pensaba que podía llegar a ser como Miguel Poveda. Por suerte, me equivoqué.

En otro disco suyo rindió homenaje a las drogas de ida y vuelta. ¿Ha experimentado (o sobrevivido a) algún ‘mal viaje’?

Sí. Ahora mismo es un buen ejemplo.

Sus espectáculos han ido evolucionando, y parte de su público se ha llegado a sentir traicionado con lo que hace ahora. ¿Qué hacemos para que le perdonen?

Invitarlos a las raves que te comentaba anteriormente.

Dicen por ahí que es uno de los renovadores del flamenco. ¿No se siente algo cansado «de llevar esta estrella que pesa tanto»?

Quien diga eso es un verdadero idiota porque nunca he pretendido renovar nada. No soy tan socialdemócrata.

Una vez confesó que le interesaba Isabel Pantoja, pero que su público le parece terrible. ¿Por qué lo opina?

Porque ella pertenece a la complejidad del ser y su público a la idiotez del ser.

También ha sido usted el blanco de las críticas de los puristas del flamenco. ¿Les ha puesto muchas velas negras?

Los puristas son en sí las velas negras… Pero ya se están consumiendo.

¿Por qué piensa que en España hay demasiada alergia al pensamiento crítico? 

Porque es un país aún con muchos prejuicios.

¿Alguna vez le han aconsejado desde su discográfica que evite mojarse en política?

¡No!

A Pedro Sánchez, ¿le susurraría un poema al oído o le enseñaría a bailar flamenco?

Le susurraría, siempre le susurraría cerca de cualquier parte de su cuerpo.

Siempre ha comentado que tiene una voz ‘de segunda’. ¿Qué posee ‘de primera’ entonces?

Mis gustos gastronómicos.