Vanesa Caballero (boxeadora): «No utilizo a mi perro como sparring, pero sí para entrenar esquivas»
Cosecha del 84, la boxeadora Vanesa Caballero es madrileña, más concretamente de Vallecas, cuna del boxeo nacional. Compite en la categoría de 57 kilos y en 2017 se convirtió en la primera deportista de élite española en salir públicamente del armario. Actualmente, trabaja como jardinera y, al mismo tiempo, se prepara para disputar el campeonato nacional. «Quiero competir en el campeonato de España, quedar campeona, que es mi gran sueño, y retirarme», confiesa.
¿Se siente usted la ‘potra de Vallecas’?
Ojalá fuera yo la potra de Vallecas, o me sintiera igual [que Poli Díaz]. Él tiene ocho europeos ganados y un palmarés muy bueno. Yo no tengo un gran palmarés, pero siempre podré decir que he peleado contra las mejores.
¿Tampoco tiene en su casa un altarcillo dedicado a Poli?
No, no. Yo no tengo un altar para Poli Díaz, ni para nadie. Creo que con ver sus vídeos en Youtube ya es suficiente.
Dice que dejó de practicar judo el día que le partieron la nariz. La veo blandita.
No dejé de practicarlo porque yo quisiera sino porque me quitaron mis padres. Yo no soy blandita, ni me echo nunca para atrás. En el boxeo lo saben, porque nunca digo que no a una pelea.
Luego se pasó del kickboxing al boxeo. ¿Acaso no le salían bien las patadas?
Qué va, tengo las piernas muy gordas y no llegaba a estirarlas bien. ¡Tengo poca flexibilidad! No, bromas aparte, mi entrenador de kickboxing se fue del gimnasio, y yo no sabía muy bien adónde ir ni qué hacer. Me metí a boxeadora porque me propusieron practicarlo en ese mismo gimnasio. Creo que fue por comodidad.
¿Es igual de perezosa para todo?
Para todo, para todo, no soy perezosa. Pero hay algunas cosas para las que sí que lo soy y, o andas dándome con un palo y atosigándome, o no me muevo.
¿Siguen pasando las boxeadoras profesionales más hambre que un maestro de escuela?
Más que un maestro de escuela no sé, pero sí más hambre que el perro de un ciego.
Fuera del cuadrilátero, ¿ha sido siempre rápida para verlas venir?
La verdad es que no. Se me da mucho peor esquivar esos golpes.
Leí que pasó años trabajando de jardinera en IFEMA. ¿Tuvo que dar algún puñetazo para entrar ahí?
No, pero sí que tuve que dar puñetazos para poder salir. En realidad, no me apetecía nada currar allí. Yo estaba como jardinera privada, llevaba unas comunidades y estaba bastante bien y, cuando me dijeron que me cambiaban a IFEMA, lo pasé bastante mal.
¿Consiguió escapar de allí?
Sí. Tras dieciséis años en IFEMA, conseguí salir de allí y ahora ya llevo tres años en otra empresa, en la que me encuentro muy a gusto.
En su casa, ¿quién corta el césped normalmente?
En mi casa soy yo la que suele cortar el césped. Mi mujer me está diciendo que ella es la que corta los filetes. Aunque sí que me gustaría seguir el refrán de ‘en casa del herrero, cuchillo de palo’.
Cuando salió del armario en casa, su madre le dijo: «A ver cuándo me presentas a una de tus novias». ¿Eso es porque practica el poliamor?
Eso lo practicaba en mi juventud. Luego, una ya sienta la cabeza y ves que lo otro está bien cuando tienes veinte años y quieres experimentar.
En los nudillos de las manos exhibe un tatuaje con el mensaje «Live Free». ¿Se siente totalmente libre?
Totalmente libre. Creo que, aunque vivas tu vida en pareja, tienes que sentirte libre. Una pareja no debe ser como tener unas esposas o unas cadenas. Es al contrario.
¿Sigue siendo su perro Romeo el encargado de aguantar sus dietas y su mal humor?
Pues sí. Mientras que él está aquí comiendo, yo me aguanto el que tengo que perder tres kilos. Él es mi fiel compañero y está siempre a mi lado.
¿No lo utilizará como sparring?
No, como sparring no, pero sí para entrenar esquivas. Tú lo coges, te pones a jugar con él, va a por ti, esquivas y te mueves. Y también te sirve para hacer un sprint, porque tú lo sacas al campo, ve un conejo, se pone a correr, y tú también acabas corriendo detrás de él.