26º LesGaiCineMad: críticas de «Moneyboys», «¡Corten!», «Camila saldrá esta noche», «Rurangi», «El fantasma de la sauna», «See You Then», «My First Summer», «Metamorphosis», «Sedimentos», «Boy Meets Boy», «Potato Dreams of America», «Tengo miedo torero», «Sweetheart», «L’Acrobate», «Bliss», «Genderation», «Garçon chiffon» y «Passion»

Un año más, el LesGaiCineMad ha traído a Madrid algunas de las películas LGTBIQ más interesantes del año, la mayoría de las cuales nunca se verían en nuestro país de otro modo. Como marca la tradición, aquí va mi repaso a lo que he podido ver.

Moneyboys, notable debut de C.B. Yi, retrata la homosexualidad y la prostitución en China con fuerza y valentía. Ko Kai, Chloe Maayan, Yufan Bai y J.C. Lin conmocionan con cada gesto. Ganó el premio del jurado a la mejor película y llegará a los cines españoles a lo largo del 2022.

¡Corten! juega a ser mala, pero es buenísima. Divertida y mucho más inteligente de lo que aparenta. Otra locura LGTBIQ de Marc Ferrer, que, en un puro ejercicio de metacine, se interpreta a sí mismo. El reparto incluye también a La Prohibida y Samantha Hudson. Se alzó con el premio del público de la nueva sección «Disidentes».

Camila saldrá esta noche, de Inés María Barrionuevo, es otra muestra del poderío del cine queer argentino, más libre que ningún otro. Nina Dziembrowski encabeza un reparto estupendo. Acertada inauguración del festival, tras pasar por la S.O. de San Sebastián. Allí se fue de vacío; aquí, el montaje recibió una mención especial del jurado (que, en ambos casos, incluía a Susi Sánchez).

Nacida como serie de televisión, Rūrangi, del neozelandés Max Currie, es una notable cinta en torno a la identidad trans masculina, de las más marginadas del abanico LGTBIQ. Elz Carrad brilla en el papel principal, pero el resto del reparto no se queda atrás. Más de la mitad del equipo estaba integrado por personas no binarias. Se llevó el premio del jurado al mejor guion.

Con El fantasma de la sauna, Luis Navarrete y todo su equipo han ido a por todas. Que se note la parquedad de medios es inevitable (el sonido necesita revisión y lo saben), pero bravo por la valentía, el corazón y el afán por ofrecer un musical LGTB de corte clásico con el que sentirse como en casa. Martín Spínola coescribe y, junto al encantador Néstor Goenaga, protagoniza la cinta. Entre los secundarios encontramos a Antonia San Juan, Pablo Liñares, Supremme De Luxe y Pupi Poisson.

Mari Walker se ampara en las entregadas interpretaciones de Pooya Mohseni y Lynn Chen en See You Then para ofrecer una reflexión aguda y devastadora sobre la identidad trans, el feminismo… y la felicidad.

Desde Australia llega My First Summer, el tierno y bello pero agridulce cuento de Katie Found, que se alzó con la mejor dirección de ficción. Las mágicas Maiah Stewardson y Markella Kavenagh compartieron el premio interpretativo.

J. E. Tiglao ofrece, en Metamorphosis, una interesante mirada a la intersexualidad en Filipinas que aboga por la empatía pero lamentablemente no es del todo verídica y por momentos cae en el efectismo. Aunque no es intersexual, Gold Azeron es un perfecto protagonista.

Sedimentos, regreso de Adrián Silvestre al festival tras la sorprendente Los objetos amorosos (2017), es una carta de amor a la identidad trans que todo el mundo debería ver en nuestro país (bueno, y fuera de él). Que tiemble el Goya a mejor documental, porque aquí ha ganado tres premios: mejor documental, mejor dirección documental y Premio del Público.

En Boy Meets Boy, Daniel Sanchez Lopez se marca un pequeño «Antes del amanecer» gay en Berlín. Tierna química entre Matthew James Morrison y Alexandros Koutsoulis para una película tan agradable como olvidable.

Firmada por Wes Hurley y receptora del Premio del Público, Potato Dreams of America es una simpática aunque irregular comedia negra autobiográfica sobre un joven gay que crece en la Unión Soviética y decide escapar a Estados Unidos. Estupendos Jonathan Bennett, Lauren Tewes y Dan Lauria.

Sweetheart, de Marley Morrison, es muy simpática, pero no carece de sinceridad. Nell Barlow y Jo Hartley tienen momentazos, aunque la trama se antoja algo difusa y predecible conforme avanza.

El Tengo miedo torero de Rodrigo Sepúlveda confirma a Alfredo Castro como uno de los rostros clave del cine LGTB, aunque se queda lejos de sus mejores obras (El club y Desde allá, ambas de 2015). Faltan muchas cosas, empezando por la coma del título (que, eso sí, tampoco llevaba la novela homónima de Pedro Lemebel).

Inquietante, erótica y muy pausada, la canadiense L’Acrobate explora el choque violento y sexual de dos extraños. Sobria dirección de Rodrigue Jean y sugerente trabajo interpretativo de Sébastien Ricard y Yury Paulau, aunque el uso de dobles para las escenas pornográficas es demasiado evidente.

En Bliss, Henrika Kull parte de un tema interesante (el amor entre dos prostitutas, correctas Katharina Behrens y Adam Hoya), pero el resultado resulta plano y frío.

Dos décadas después de Gendernauts (1999), Genderation es otra carta de amor de Monika Treut, Premio de Honor del festival, a la identidad trans. Vale la pena rebuscar en su obra.

Garçon chiffon tiene algún que otro momentazo, tanto en humor como en sensibilidad, pero en general se antoja tan molesta como su protagonista (Nicolas Maury, que también dirige). Los perros no son juguetes, por cierto.

Con Passion, que acaba de pasar por el Festival de Sevilla, la sueca Maja Borg supera una relación destructiva a través de la espiritualidad cristiana y algo rara vez retratado de forma tan desprejuiciada y poética: el sadomasoquismo.

Como siempre, hay películas más recomendables que otras, pero todas valen la pena a nivel LGTBIQ, sobre todo porque abordan realidades rara o nunca vez vistas en las salas comerciales. Animo encarecidamente a las distribuidoras a darles vida más allá del terreno festivalero, especialmente a la importantísima Rūrangi. Y, hablando de salas, os recuerdo que El poder del perro, posiblemente la mejor película LGTBIQ del año, acaba de estrenarse y merece pantalla grande.