"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Alaska (cantante): «A veces saco los pies del tiesto y lo llevo fatal, porque no me gusto»


Es cantante, actriz y presentadora. Tiene 58 años y comenzó su trayectoria en 1977 como guitarrista del grupo Kaka de Luxe. En 1979 dio el gran salto y se convirtió en cantante con Alaska y los Pegamoides, grupo con el que alcanzó la popularidad. Cuatro años después nacería Alaska y Dinarama, con la que cosechó grandes éxitos comerciales. Desde 1989 lidera junto a Nacho Canut el grupo Fangoria. Recientemente, debutó como actriz teatral, desde hace unos meses está al frente del programa de televisión ‘Cine de barrio’, y este verano publicó el EP ‘Existencialismo pop’.

Su último éxito, Momentismo absoluto, invita a vivir el momento. ¿Qué cosas le preocupan del futuro?

¡Nada! Lo he aprendido con la edad. ¿Cómo me puedo preocupar de algo que no está en mi mano? Que me dices que voy a ser millonaria y a vivir en un castillo, pues tendrá sus ventajas y sus problemas. Que me dices que voy a estar con un carrito por la calle y con siete perros, pues también tendrá sus problemas y sus ventajas.

¿Es de las que ve el vaso medio lleno?

No. Lo veo donde está. Soy ultrapragmática y racional para eso. Es verdad que, a pesar de lo que te he dicho antes, no veo el vaso. Como lo vea, me agobio.

Cuarenta y cuatro años cantando, y ahora promociona un nuevo disco. ¿No había tenido suficiente ya?

No, no tengo nunca suficiente [risas]. Y, encima, en esto tengo a maestros muy buenos, tipo Raphael o Concha Velasco. Admiro a gente que no cree en eso de la jubilación y que cree que tienen que estar haciendo esto que hacemos hasta que el cuerpo te deje.

Dice que no tiene un don especial para cantar o actuar, pero le da a todos los palos. ¿Le da igual ocho que ochenta?

No. Creo que todo lo hago bien, pero no tengo un don especial. Tú puedes hacer algo bien porque le pones empeño y te lo tomas muy en serio. Pero me encantaría tener un don, como esa gente a la que, lo haga como lo haga, le sale siempre bien.

También ha comentado que no acepta el título de reina de la Movida. ¿Me ha salido republicana?

No, pero no acepto títulos. Creo que los títulos los ponen los demás. Otra cosa ya es cómo te ves tú a ti mismo.

Aparenta ser una mujer de carácter tranquilo. ¿Nunca saca los pies del tiesto?

Sí, a veces los saco y lo llevo fatal, porque no me gusto.

Cuentan que no aguanta la impertinencia. ¿Cómo lidia entonces con los fans inoportunos?

Casi siempre ocurre que el que es impertinente no suele ser fan. Puede haber un fan que sea algo más pesado, pero no es impertinente, porque sabe de lo que habla y sabe lo que está haciendo. Y, luego, también hay pura maldad, pero no hace falta ser fan para tenerla. Normalmente, a la gente que es impertinente le das igual.

¿Ha negado muchas fotos y autógrafos?

No, pero sí. Hay momentos muy poco apropiados, o personas muy maleducadas. De hecho, la gente más educada se queda casi siempre sin autógrafo, porque siempre hay un impertinente que le da un empujón y se pone por delante.

¿Cómo se pone usted cuando tiene delante a un ídolo?

Intento no estar nunca delante de un ídolo, porque me muero de la vergüenza. Si estoy, soy la persona más boba, sosa y pava del mundo.

Cuando canta «Todo lo que ayer hice por amor, hoy lo hago por dinero», ¿lo hace con conocimiento de causa?

Nuestras canciones no son necesariamente autobiográficas. De lo contrario, ya estaríamos en la cárcel por haber descuartizado a Maripili en Terror en el hipermercado. Esa canción sale de un titular de una revista mexicana que compramos en un mercadillo donde una vedette hacía esa confesión.

¿No está empachada de frivolidad?

No. La frivolidad es algo muy serio, divertido e interesante.

Además de comprar casas, ¿qué otras aficiones tiene?

La arqueología, la cocina, la jardinería, las revistas del corazón, la música, el cine y las series de televisión (como todo el mundo). También los animales.

«Me escandaliza que en el siglo XXI la gente no pueda decir lo que piensa, estés o no de acuerdo con ello». ¿Diría que todas las opiniones son respetables?

Yo veo que sí. Lo que hay que entender es que el que opina, luego se retrata y ya tú podrás tener la opinión que quieras sobre esa persona. Además, las opiniones que hoy en día no son respetables sí lo eran hace cincuenta años. Miedo me da pensar lo que tendremos dentro de cincuenta.

Viendo cómo se han disparado en España la violencia machista y los delitos de odio por orientación sexual, ¿le entran ganas de emigrar a Marte?

Pues no, porque estoy segura de que, si emigramos, nos llevamos con nosotros ese problema a Marte. Ese es un problema de la condición humana. Por desgracia, ha existido siempre, y miedo me da pensar que va a existir siempre. Solamente tenemos una ventaja en este momento, y es que la ley está de nuestro lado. Hace cincuenta años, existía igualmente el problema, pero la ley no estaba de nuestro lado. Me quedo con que, al menos, hoy podemos recurrir a la ley dentro de la sociedad en la que vivimos.

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