Senadores traidores del centroizquierda, Vaticano y activismo transexcluyente se unen a las derechas para derribar la propuesta de ley contra la LGTBIfobia en Italia

No pudo ser. La aprobación de una ley contra la LGTBIfobia en Italia ha fracasado de nuevo, cuando todo parecía que por fin esta vez sí sería posible. La proposición de ley, que ya había pasado el filtro de la Cámara de Diputados, resultó bloqueada la pasada semana en el Senado con el voto no solo de las formaciones de derecha y ultraderecha, que se daba por descontado. También votaron a favor de su bloqueo un grupo de diputados del «centroizquierda» italiano que supuestamente estaban a favor del proyecto. Al haber sido el voto secreto se desconoce la lista detallada de senadores traidores, pero todas las sospechas apuntan a la formación del ex primer ministro Matteo Renzi como principal responsable.

La proposición de ley había sido promovida por Alessandro Zan, activista y diputado del Partido Democrático (PD), y contemplaba una reforma del Código Penal italiano para incluir la orientación sexual y la identidad de género (así como el sexo y la discapacidad) en los artículos que ahora recogen las penas por delitos de odio motivados por la raza, la etnia o la afiliación religiosa. También recogía la agravante de odio LGTBIfobo, aunque excluía explícitamente la expresión de opiniones «no instigadoras» de comportamientos violentos con objeto de impedir el boicot de los centristas (un empeño estéril, como ha quedado finalmente demostrado). Se trataba, en cualquier caso, del último intento de equiparar a Italia con los estándares de la mayoría de los países de Europa occidental en materia antidiscriminatoria. El anterior intento se produjo en 2013, tras haber fracasado hasta en otras cuatro ocasiones. También entonces la Cámara de Diputados conseguía aprobar una modificación de las leyes que castigan la discriminación por motivos étnicos o religiosos e introducir la mención a la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género, aunque con grandes limitaciones. Incluso así el texto entró en vía muerta durante su tramitación en el Senado, donde los legisladores conservadores introdujeron cientos de enmiendas que en la práctica enterraron la medida.

Ahora la historia se ha vuelto a repetir. La proposición de ley promovida por Alessandro Zan (conocida como «ddl Zan», abreviatura de disegno di legge Zan) había conseguido también el apoyo de la Cámara de Diputados hace un año, por 256 votos a favor y 193 en contra. Pero el Senado italiano ha sido de nuevo su tumba. Antes ni siquiera de entrar en materia, los dos partidos de la extrema derecha, Lega (el partido heredero de la antigua Liga Norte) y Fratelli d’Italia, pidieron someter a votación secreta la paralización del proyecto (cabe señalar en este punto que algunas encuestas dan una estimación de voto a estos dos partidos cercana al 40% en unas hipotéticas elecciones generales). La presidenta del Senado, senadora de Forza Italia (el partido de Silvio Berslusconi), accedió, pese a las protestas de PD y Movimiento 5 Estrellas (M5S), las dos formaciones que con mayor claridad apostaban por el proyecto.

El resultado, 154 votos a favor de la paralización, 131 en contra y 2 abstenciones. Tras conocerse el inesperado resultado, los senadores de derecha y extrema derecha estallaron en un estruendoso aplauso, como puede verse en la grabación compartida en Twitter por la senadora del PD Caterina Biti:

Mi viene da vomitare.#DDLZan pic.twitter.com/dfNlfUtDrG

— caterina biti (@caterinabiti) October 27, 2021

Senadores traidores, Vaticano y activisms transexcluyente

¿Qué sucedió? Es díficil reconstruir lo sucedido al 100% con nombre y apellidos, dado lo secreto del voto y la miriada de formaciones representadas en el Grupo Mixto del Senado italiano, pero hay una certeza clara: derecha y ultraderecha (Forza Italia, Lega y Fratelli d’Italia) cuentan solo con 135 senadores, y 5 de ellos estaban ausentes. Asumiendo que todos ellos hubieran votado lo mismo (y parece que al menos la senadora Barbara Massini, una senadora abiertamente lesbiana de Forza Italia, no lo hizo) 24 de los votos favorables al bloqueo debieron partir necesariamente de senadores de otros partidos.

La mayoría de esos senadores supuestamente apoyaban el ddl Zan. De hecho, según el recuento de apoyos comprometidos por los partidarios del proyecto, al menos 16 senadores de los que supuestamente lo apoyaban votaron finalmente por su bloqueo. Suficiente para darle la vuelta a la situación y dejar el proyecto en vía muerta. Nadie duda, en este sentido, de que el grueso de los votos traidores partieron de Italia Viva, una escisión del PD liderada por el ex primer ministro Matteo Renzi, ahora en la oposición. Cuenta con 16 senadores (aunque 4 de ellos estaba ausentes, entre ellos el propio Renzi, de visita en Arabia Saudí). Al ser preguntado por el resultado de la votación Renzi, en lugar de mostrar enfado, se limitó a criticar al PD por, supuestamente, no haber querido negociar el proyecto.

En definitiva, una nueva oportunidad perdida. Durante los próximos seis meses, como mínimo, el proyecto no podrá ser presentado de nuevo, y pocos apuestan a que la discutida mayoría que sostiene al actual gobierno italiano volverá a fajarse en la defensa de un proyecto que cuenta con el explícito rechazo del Vaticano por, en su opinión, «violar el Concordato» entre la Santa Sede y el Estado italiano y que, no conviene dejar de lado, contaba también con la oposición del activismo transexcluyente (el tristemente conocido como movimiento TERF), descontento por el hecho de que la identidad de género pudiera ser considerado motivo de discriminación.