El Parlamento griego aprueba la prohibición de las pseudoterapias de conversión en menores
El Parlamento de los Helenos ha aprobado un proyecto de ley que prohíbe la práctica, en menores de edad, de las mal llamadas «terapias» reparadoras o de conversión, que falsamente aseguran modificar la orientación sexual o la identidad de género de sus pacientes. En el caso de los adultos, estas pseudoterapias solo estarán permitidas con su consentimiento expreso, y se prevén multas y penas de cárcel para los infractores. Grecia se une así al reducido pero creciente número de países que han cerrado la puerta a estos infames procedimientos.
La iniciativa contra las pseudoterapias de conversión parte del Gobierno conservador de Kyriakos Mitsotakis (Nueva Democracia, ND), que cuenta con mayoría absoluta en el Parlamento unicameral griego. Salió adelante el pasado 11 de mayo como parte de un proyecto de ley de medidas sanitarias que solo apoyaron los diputados de ND.
La medida contempla la prohibición de «todo tratamiento destinado a alterar o suprimir la orientación sexual, la identidad o la expresión de género» en menores de edad y personas vulnerables. Para el resto de los casos, estas prácticas solo estarán permitidas bajo consentimiento expreso del interesado y, en cualquier caso, se prohíbe su promoción o publicidad. Las infracciones se castigarán con multas y penas de cárcel, además de sanciones administrativas.
El ministro de Sanidad, Athanasios Plevris (ND), defendió la reforma para proteger a los jóvenes de «falsos tratamientos» instigados por sus padres cuando no aceptan la orientación sexual o identidad de género de sus hijos. «Estos tratamientos no son terapias ni tienen ninguna base científica», añadió Plevris, quien adelantó también los planes de su departamento de prohibir las cirugías de «normalización» en menores intersexuales.
La situación en Europa y en España
Grecia se une ahora al reducido grupo de países que han prohibido las pseudoterapias de conversión, ya sea de manera general o en menores de edad. En Europa la pionera fue Malta, que aprobó una ley en 2016. La siguió Alemania en 2020, aunque con un texto limitado a los menores de edad y con ciertas ambigüedades que el Gobierno de Olaf Scholz se ha comprometido a revisar. En enero de este año, Francia dio el sí definitivo a la proposición de ley promovida por el partido de Macron. Irlanda dio pasos en la misma dirección, antes de la disolución del Parlamento con la convocatoria de elecciones en 2020, y también se debate sobre el asunto en Austria. En mayo de 2021, el Gobierno británico de Boris Johnson anunció un proyecto de ley, que recientemente ha quedado muy recortado al excluir la identidad de género. En Albania existe un veto de facto, toda vez que el colegio de Psicología prohíbe a sus miembros la práctica de cualquier procedimiento encaminado a intentar cambiar la orientación sexual o la identidad de género, ya sea en menores de edad o en adultos.
En España, mientras tanto, la prohibición de este tipo de intervenciones ha sido ya contemplada en varias normas autonómicas y era una de las disposiciones que preveía la prometida ley en favor de la igualdad y no discriminación de las personas LGTBI. Un proyecto que naufragó con la convocatoria de las elecciones de abril de 2019. Tras la repetición electoral, el acuerdo de Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos contempla «la aprobación de una Ley contra la Discriminación de las Personas LGTBI incluyendo la prohibición a nivel nacional de las llamadas terapias de reversión». En este sentido, el Gobierno presentó en junio del año pasado el anteproyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, que incluye, en efecto, la prohibición de las pseudoterapias de conversión. El Consejo General del Poder Judicial, en funciones desde diciembre de 2018, ha emitido un informe al anteproyecto en el que señala su disconformidad con el veto en los casos en los que se cuente con el consentimiento de la persona afectada.
«No» rotundo de los especialistas a las «terapias» reparadoras
A nivel internacional, ya en marzo de 2016 tenía lugar un histórico pronunciamiento de la Asociación Mundial de Psiquiatría en contra de las terribles «terapias» reparadoras, intervenciones que no solo se han mostrado ineficaces para cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, sino que resultan muy peligrosas (los riesgos incluyen depresión, ansiedad y comportamiento autodestructivo). Prácticas contra las que ya antes se habían pronunciado numerosas organizaciones profesionales.
Respecto al reto que suponen aquellas personas adultas que movidas por su fe religiosa conservadora acuden por voluntad propia a las consultas con la petición de modificar su orientación sexual, ya desde hace años la Asociación Americana de Psicología recomienda ser «honestos» con ellos, considerando que el objetivo en estos casos debe ser favorecer, sin imposiciones, la aceptación de la propia realidad. Posibles estrategias que sugería Judith Glasshold, la presidenta del comité que en 2009 revisó la evidencia disponible hasta esa fecha, eran insistir en determinados aspectos de la fe religiosa, como la esperanza y el perdón, frente a la condena de la homosexualidad, sugerir el acercamiento a confesiones religiosas que sí aceptan la realidad LGTBI o, los casos más recalcitrantes, valorar la adopción del celibato como estilo de vida sin pretender cambiar la orientación.