María del Monte aprovecha el pregón del Orgullo en Sevilla para salir públicamente del armario
Algunos fans de María del Monte se sorprendieron al saber que su ídolo iba a encargarse de dar el pregón del Orgullo en Sevilla este año. Pero lo que sí que casi nadie esperaba es que la cantante sevillana, de 60 años, aprovecharía también la ocasión para salir públicamente del armario y hablar de su pareja. «Quiero que sepáis, antes de bajarme de aquí, que soy una persona más de todos los que estamos aquí y de todos los que forman parte del mundo», señaló Del Monte este jueves 23 de junio sobre el escenario ubicado en la Alameda de Hércules, algo que provocó un estallido de júbilo del público.
María del Monte, intérprete de canciones tan conocidas como Cántame, lleva cerca de cuatro décadas regalando al público su arte y simpatía. Eso sí, siempre se había mostrado muy reacia a hablar de su vida privada. Ni tan siquiera tuvo la tentación de salir al paso de los rumores acerca de su presunta relación sentimental con Isabel Pantoja (que este año, por cierto, recibirá un premio en las fiestas del Madrid Orgullo y actuará en la gala Mr Gay 2022). Por eso mismo, muchos seguidores de la sevillana, que apareció en la Alameda de Hércules ataviada con un mantón de lunares con la bandera LGTBI, se quedaron boquiabiertos al escucharla hablando de su vida sentimental en pleno pregón del Orgullo en Sevilla.
«¿Qué pensáis, que yo soy, como he dicho en alguna ocasión, un robot? ¿Pensáis que yo no he formado mi familia? Claro que la tengo. Desde hace 23 años. Pero, simple y llanamente, es mía. Y hoy reivindico una vez más el derecho a que siga siendo mía. Jamás en mi vida me he escondido de nadie, ni lo voy a hacer por amar. Nunca. Por supuesto que tengo al amor de mi vida. ¿Cómo me voy a esconder yo de eso? Sí, quizás, he intentado proteger a esa familia, porque si yo fuera mecanógrafa, no pasaría nada. A mí, por mí, me da igual. Lo que no quiero es que la gente a la que yo quiero sufra», comentó la artista a los allí presentes.
La cantante, que en los últimos dos años ha perdido a dos de sus hermanos y a su madre Bibiana), aprovechó igualmente el evento para hablar por primera vez de forma pública sobre su orientación sexual (algo que, por lo visto, no ha sido nunca un secreto para la gente de su entorno). «Quiero que sepáis, antes de bajarme de aquí, que soy una persona más de todos los que estamos aquí y de todos los que forman parte del mundo. Y que, por supuesto, mi pareja está aquí esta tarde. He empezado hablando de libertad y voy a respetar su libertad. Si quiere subir, que suba, y si no, que no. La voy a seguir queriendo». Poco después, algunos medios de comunicación publicaron que la mujer que ocupa el corazón de la artista no es otra que la periodista Inmaculada Casal, que finalmente se subió al escenario para apoyar a su novia, y hasta se atrevió a bailar con ella.
Casal, nacida en Barcelona hace 58 años, presentó y dirigió durante años un programa de Canal Sur llamado Contraportada, y actualmente es jefa de Sociedad en Canal Sur TV. Entre 2013 y 2018, se dedicó a narrar sus aventuras en un blog donde, en una de las entradas, celebró orgullosa el hecho de que Telecinco fuese condenada a pagar 50 mil euros a María del Monte (quien demandó a la cadena después de que se diera a entender que mantenía una relación con Isabel Pantoja, lo que consideró que vulneraba su derecho a la intimidad).
El gesto de María del Monte, quien parece apelar a la libertad individual para salir o no del armario, aporta sin duda su granito de arena a la visibilización de la realidad LGTBI y, de paso, pone fin a años de habladurías. «Los derechos, una vez que se adquieren, hay que seguir luchando para no perderlos», añadió en el programa Deluxe la cantante, sabedora del preocupante panorama para las personas gais, lesbianas, bisexuales y trans.
«Ver bailar a María del Monte de la mano de su pareja», explicaba la activista Lidia García, «verla enarbolar con esa alegría un mantón diseñado por Patricia Palmero con los colores de la bandera LGTBI+, fue una especie de bálsamo para quienes crecimos sin tener a dónde mirarnos. En los lunares de esa bandera arcoíris ondean muchos años de silencios, de amores calladitos en voz baja en coplas y cantares cuajados de metáforas multicolor… En esos lunares habitan los ‘mariquitas del sur que cantan en las azoteas’ de Federico García Lorca, las penas-penitas-penas de Rafael de León y las de varias generaciones de mujeres lesbianas y bisexuales que –siempre un poco más invisibles– también nos hemos visto en esos volantes».