El Orgullo de Madrid recupera el tono prepandemia pese a los desplantes del Ayuntamiento y a un ambiente sociopolítico cada vez más intoxicado por la agenda ultra
Este sábado, 9 de julio, se celebró en Madrid la Manifestación Estatal del Orgullo LGTBI. Una impresionante movilización que recupera el tono perdido por la pandemia del coronavirus y que contó con la presencia, entre otras personalidades, de la comisaría europea de Igualdad. La petición de que se apruebe de una vez por todas la ley LGTBI y trans fue un clamor a lo largo de la marcha.
Una larga pancarta con el lema «Frente al odio: Visibilidad, Orgullo y Resiliencia», abría la manifestación. Tras ella, de forma muy destacada, la comisaria europea de Igualdad, Helena Dalli, que con su presencia estos días en Madrid ha querido visibilizar el apoyo de su departamento al avance de los derechos LGTBI en nuestro país, que aún debe materializarse en la prometida ley LGTBI y trans. Dalli era, por otra parte, el único cargo político destacado en la pancarta de cabecera, ocupada mayoritariamente por activistas LGTBI que trabajan en diversos ámbitos, como la discapacidad, la realidad gitana, la migrante y el feminismo. Los organizadores de la manifestación (el colectivo madrileño COGAM y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Intersexuales y más, FELGTBI+) quisieron además que este año formaran parte de la cabecera representantes de Chrysallis y de Fundación Triángulo, «dos entidades que, junto a FELGTBI+, han impulsado el Proyecto de Ley Trans y LGTBI durante toda su tramitación».
Tras la pancarta de cabecera una segunda pancarta reclamaba un Pacto Social y de Estado frente a los discursos de odio. Detras de esta se manifestaron decenas de organizaciones LGTBI. Primero, entidades que forman parte de la FELGTBI+. Después, otras entidades LGTBI, ONG, sindicatos, partidos políticos, representantes y personal de algunas embajadas y empresas que en su compromiso con la diversidad quisieron estar presentes. A lo largo de este primer tramo de manifestación pudimos advertir la presencia de destacadas personalidades políticas, como los ministros de Interior (Fernando Grande-Marlaska) y Educación (Pilar Alegría), tras la pancarta del PSOE, o la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, tras la pancarta de Ciudadanos. Lejos queda, en este sentido, la polémica de 2019, cuando la presencia en el Orgullo de la formación entonces presidida por Albert Rivera tras sus alianzas autonómicas y municipales con la extrema derecha generó un importante rechazo. El hecho de que ahora el foco del activismo esté centrado en la aprobación de la ley trans por las Cortes y, por qué no decirlo, la cada vez menor relevancia política del partido naranja hicieron que su presencia este año no generase problemas.
Finalmente, una vez que la parte más claramente reinvindicativa de la manifestación a pie había circulado, las casi cuarenta carrozas participantes en la «manifestación rodada», llenas de fiesta y diversión. De hecho, otros políticos eligieron las carrozas para disfrutar del Orgullo. Es el caso de la ministra de Igualdad, Irene Montero, y de la ministra de Derecho Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, que estuvieron en la carroza de la formación morada. Y en la carroza de Más Madrid estuvieron Rita Maestre (su portavoz municipal), Mónica García (líder de la oposición en la Asamblea de Madrid), Eduardo Fernández Rubiño (diputado en la Asamblea de Madrid y senador abiertamente gay) e Iñigo Errejón, su líder nacional. Por lo que se refiere a las carrozas más comerciales, este año destacaron, entre otras muchas, las de Televisión Española, promocionando el Benidorm Fest (de hecho este año la cadena pública retransmitía por primera vez la manifestación); la del museo Thyssen-Bornemisza o la de la cantante colombiana Karol G, todo un fenómeno que atrajo a miles de personas a su alrededor.
Cuando la cabecera llegó a la Plaza de Colón se procedió a la lectura del manifiesto 2022, en el que como no podía ser de otra manera tuvo un especial protagonismo la ley LGTBI y trans: «De su aprobación dependen los derechos de las lesbianas, los derechos de las personas bisexuales, los derechos de los gais, de las personas intersexuales y, sobre todo, los derechos de las personas trans, que han aguantado y sufrido enormemente durante la tramitación de esta ley, que han vivido insultos, acoso, mentiras, bulos y campañas de odio. Y que, pese a ese odio, han devuelto valentía, alegría y dignidad, exigiendo sus derechos cargadas de razones, con el grito que se ha escuchado por toda España: EXIGIMOS LA IGUALDAD DE DERECHOS TRANS». Puedes descargar íntegramente el manifiesto aquí.
Más de 600.000 asistentes, según la Delegación del Gobierno
Por lo que se refiere a la asistencia, el Orgullo madrileño recuperó este 2022 el tono perdido tras la cancelación de su celebración física en 2020, debido a la pandemia del coronavirus. En 2021 volvió a celebrarse físicamente, con músculo activista pero sin carrozas y con una asistencia más reducida que en años anteriores. Este 2022, ya sin restricciones, la marea humana volvió a inundar Madrid. Los organizadores aseguran haber llegado al millón de participantes, frente a los más de 600.000 estimados por la Delegación del Gobierno. Es imposible saberlo en un evento en el que el grado de participación es múltiple.
El hecho de que la manifestación del Orgullo se solape con las propias celebraciones del Orgullo, «fiesta mayor» de la ciudad de Madrid, extendida a lo largo de varios días y con escenarios distribuidos por todo el centro, complica los cálculos. Manifestación reinvindicativa y MADO (cuyo organizador principal es la asociación empresarial AEGAL y que cuenta con el propio Ayuntamiento de Madrid como patrocinador) son dos cosas bien distintas, pero acaban confluyendo a partir de un cierto momento de la noche en un magma indistinguible.
Por lo que se refiere específicamente a las fiestas del Orgullo (cuyo pregón pronunció este año la eurovisiva Chanel), tras el paréntesis que supuso la «era Carmena», este año 2022 ha visto de nuevo como el Ayuntamiento presidido por un alcalde popular ha puesto trabas a una celebración declarada en 2016 bien de interés general por el consistorio. Episodios como la precipitada suspensión de los conciertos en la Plaza del Rey o la negativa municipal a conceder la exención de los límites de ruido que se habían concedido en ediciones anteriores son solo dos ejemplos. Otro, de especial importancia simbólica, fue la negativa del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, a colocar estos días la bandera arcoíris en la fachada del Ayuntamiento, ni siquiera en formato pancarta como sí se hizo las juntas municipales de distrito presididas por Ciudadanos.
Os dejamos, para finalizar, con alguna de las imágenes que pudimos captar a lo largo de la manifestación. Una galería que venimos recopilando desde hace años (2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018 y 2019) y que, como siempre en el caso de dosmanzanas, se centra en la parte más reivindicativa de la manifestación. En ella podréis ver, por ejemplo, las pancartas principales de los colectivos participantes: