La magia de los mejores musicales de Broadway
El último ganador del premio Tony al mejor musical fue A Strange Loop, el tragicómico relato de un hombre gordo, negro y queer. Aprovechando eso, y que he pasado el verano en Nueva York viendo musicales, voy a recomendar unos cuantos…
A Strange Loop fue escrito y musicalizado por Michael R. Jackson en 2019 y trata sobre Usher, un acomodador que está escribiendo un musical sobre un acomodador que está escribiendo un musical sobre un acomodador, etc. Falta carisma en la partitura, pero su reflexión sobre la homofobia, el racismo y la gordofobia que afronta el protagonista es impactante.
Hadestown es un musical con música, letra y libreto de Anaïs Mitchell de 2016. Cuenta una versión del antiguo mito griego de Orfeo y Eurídice. No podría ser más original, tanto narrativamente como a nivel musical. Y ojo a Eva Noblezada. La piel de gallina. Imprescindible.
Into the Woods vio la luz por primera vez en 1986, con composiciones de Stephen Sondheim y un guion de James Lapine. El nuevo revival, encabezado por Sara Bareillas, es una absoluta delicia que nadie debería dejar pasar.
Six es un musical británico de 2017 con libreto y temazos de Toby Marlow y Lucy Moss. Es una divertidísima revisión moderna de las vidas de las seis esposas de Enrique VIII de Inglaterra presentada como un concierto de pop, con un punzante toque feminista.
Wicked incluye deliciosas canciones de Stephen Schwartz y un libreto de Winnie Holzman, que partió de la novela homónima de Gregory Maguire, la reveladora historia de la bruja mala de El mago de Oz. Estupenda ambientación que data de 2003.
Dear Evan Hansen fue escrito por Steven Levensones y musicalizado por Ben Pasek y Justin Paul en 2016. Aborda el suicidio adolescente, las enfermedades mentales y el impacto de las redes sociales de un modo interesante pero controvertido. Al margen de eso, la puesta en escena y las canciones son inolvidables.
Moulin Rouge! fue escrito por John Logan en 2018 a partir de la mítica película de Baz Luhrmann e incluye muchos de los temas clásicos, pero también nuevas incorporaciones. No todo funciona, pero la experiencia es vibrante.
Aladdin se representó por primera vez en 2011, a partir de la película homónima de Disney, a cuyo nivel ni se acerca. Tiene algunos momentos espectaculares, pero ninguna de las canciones nuevas aporta nada. El libreto es de Chad Beguelin; la música, de Alan Menken, y las letras, de Howard Ashman, Tim Rice y el propio Beguelin.
The Music Man es un musical de 1957 con libreto, música y letra de Meredith Willson, basado en una historia de Willson y Franklin Lacey. El nuevo revival está protagonizado por unos pletóricos Sutton Foster y Hugh Jackman, aunque son los niños quienes más brillan. A pesar de las críticas recibidas, es una experiencia deliciosa, todo un viaje al pasado.
Chicago se estrenó por primera vez en 1975 con música de John Kander, letras de Fred Ebb y libreto de Bob Fosse y el propio Ebb. Su regreso es todo un espectáculo, a pesar de carecer de la fuerza de pasadas representaciones.
The Book of Mormon es un musical satírico de 2011 escrito por Trey Parker, Matt Stone y Robert Lopez. Cuenta la historia de dos jóvenes misioneros mormones que van a predicar la palabra de Dios a una región peligrosa de Uganda. Su humor no es para cualquiera, pero su escenografía, su reparto y sus coreografías son una maravilla.
Come From Away es un pequeño musical canadiense de 2013, con libreto, música y letra de Irene Sankoff y David Hein, que nos acerca a la tragedia del 11S desde una óptica diferente: el relato de un pequeño pueblo que debió acoger de pronto a 7000 pasajeros. Muy emotivo y muy simpático.
Harry Potter and the Cursed Child fue escrito por Jack Thorne en 2016 a partir de una mediocre historia original de J. K. Rowling. No es un musical, pero su grandeza visual y sus coreografías bien merecen un espacio aquí. A pesar de la inverosímil narrativa, los sorprendentes efectos especiales y el carismático reparto garantizan un buen rato. Y hay nostalgia de sobra para los fans.
Hay pocas sensaciones comparables a la de disfrutar un musical en Broadway. Son caros, sí, pero hay formas de verlos a precios muy económicos, así que el dinero nunca debería ser una excusa. Visto uno… ¡quieres verlos todos!