Brutal asesinato del activista LGTBI keniano Edwin Chiloba
Arrancamos la crónica del activismo LGTB en África con una terrible noticia. El activista y diseñador de moda keniano Edwin Chiloba ha sido brutalmente asesinado. Su cadáver, dentro de una caja metática, apareció el pasado miércoles arrojado a una cuneta en una carretera cercana a la ciudad de Eldoret, al oeste del país. Cuatro personas han sido ya detenidas. Organizaciones de defensa de los derechos LGTBI han exigido una investigación completa en un país en el que, recordemos, las relaciones homosexuales siguen siendo delito.
Según medios locales, un testigo pudo ver como un individuo arrojaba la caja desde un vehículo sin identificación ni matrícula. El cuerpo de Chiloba, ya en estado de descomposición y con evidentes signos de violencia, fue identificado horas más tarde. Tras investigar los úlimos movimientos de Chiloba, la policía de Kenia ha detenido a cuatro personas en relación al asesinato. El primero de ellos, un fotógrafo que al parecer era conocido de Chiloba, al que la polícia atribuye la autoría del asesinato, y que según esas mismas fuentes policiales se habría producido tras una discusión entre ambos. Posteriormente han sido detenidas tres personas más, que habrían ayudado al asesino a deshacerse del cuerpo de Chiloba.
Organizaciones LGTBI y de defensa de los derechos humanos habían hecho un llamamiento a investigar el asesinato de Chiloba en un país, Kenia, en el que las relaciones homosexuales siguien siendo ilegales. La sección local de Amnistía Internacional ha recordado que por encima de cualquier otra consideración la Constitución de Kenia reconoce la dignidas de todas las personas:
No human life is worth less than anothers. Everyone has a right to dignity, respect and protection under Article 26 of the Constitution. We demand speedy investigations into the brutal murder of Edwin Chiloba, an #LGBTQ+ Activist.#JusticeForEdwinChiloba pic.twitter.com/aJYi44YxU6
— Amnesty Kenya (@AmnestyKenya) January 6, 2023
Por otra parte, la organización Q-Initiative, tras conocer la primera de las detenciones ha emitido un comunicado en el que por un lado pide calma mientras se completa la investigación al tiempo que urge al Gobierno de Kenia a implementar medidas efectivas que aborden la discriminación y la falta de seguridad de las personas LGTB en el país:
Q-Initiatives Statement regarding Chiloba’s tragic passing. pic.twitter.com/AGJjAEeDXM
— Q-INITIATIVE C.B.O (@qinitiativeCBO) January 6, 2023
Kenia, un pasado de persecución y LGTBfobia de Estado
Kenia, recordemos, es un país en el que a las leyes vigentes, que castigan las relaciones homosexuales con hasta 14 años de cárcel, se suma una marcada LGTBIfobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaba dispuesto a algún reconocimiento social de las personas homosexuales, y un 90% consideraba tal orientación sexual inaceptable.
La prensa local, de hecho, ha contribuido en el pasado en buena parte a alentar esta LGTBIfobia: en mayo de 2015, por ejemplo, un periódico keniano publicaba en su portada un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gais y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.
Aun así, Kenia alberga un valeroso grupo de activistas LGTBI, como Denis Nzioka, que en 2012 trató de presentarse a las elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB, o David Kuria Mbote, que se presentó entonces como senador, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos.
La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi en 2014 contra la legislación LGTBfoba ugandesa alentaron incluso la esperanza de una mayor apertura para los derechos LGTB. Esperanza que se vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi. El propio presidente Uhuru Kenyatta declaraba en 2015 que, si bien no permitiría «cazas de brujas» contra la población LGTB de Kenia, tampoco derogaría las leyes que castigan la homosexualidad debido a su gran aceptación social. Kenyatta se reafirmaba en su posición en abril del año pasado tachando los derechos LGTB de asunto «no aceptable» y «sin importancia para el pueblo de la República de Kenia».
Otro gran revés para la población LGTBI de Kenia fue la negativa de su Tribunal Superior de Justicia a derogar la criminalización de las relaciones homosexuales en mayo de 2019 (no deberíamos olvidar, en este sentido, la campaña que CitizenGO, la marca internacional de la organización ultraconservadora HazteOír, llevó a cabo contra la despenalización).
Otra vez um asesinato homófobo. En otras ocasiones es tránsfobo, suelen cometerse por ambas motivaciones. ¿para cuándo una organización que nos permita ser más (en el sentido literal de la palabra) respetables, que entienda que el amor es siempre amor y que difunda unos ideales más acordes con el mundo actual?
Quienes no vivimos del modo en el que el sistema patriarcal esperaría, tenemos que estar más unidxs, ser poderosxs y proyectar una imagen de fuerza, pero para ello tenemos que dejar atrás el individualismo exacerbado que ha marcado los últimos años. Debemos organizarnos mejor, al menos de un modo tan eficaz como aquel de la gente que se encuentra todos los fines de semana en sus diferentes templos. En torno a una nueva religión no dogmática, atea/agnóstica (o por lo menos no teísta), feminista, antirracista, ecologista y aliada de LGBTIQ+ lo estaríamos, y podríamos conseguir que se estableciesen comunidades de mujeres, hombres y personas de géneros no binarios en muchos lugares, autogestionadas y con fuertes relaciones de cuidados entre sus integrantes. En el blog infinito5.home.blog escribo sobre ella.
The content emphasizes the importance of unity and strength against patriarchal systems, advocating for a collaborative approach that transcends individualism. This resonates well with the spirit of communities formed in games like Monkey Mart, where teamwork and resource sharing are key to success. Just as players must organize and support each other to thrive in the virtual marketplace, real-world groups can foster strong connections, promoting feminist, anti-racist, and ecological values. Embracing collective strength can lead to transformative communities, nurturing care and solidarity among diverse identities.